El pontifice se despidió de Irak, ofreciendo un misa en la capital de Kurdistán y pidió unidad «para un futuro de paz».
Luego de la reunión histórica del pasado sábado 6 de marzo de 2021 con el líder Chií Ali Sistani, en la ciudad de sagrada de Nayaf, la cual se llevó a cabo a puerta cerrada y se realizó como una vista cordial, que traza el acuerdo de hermandad firmado en 2019 con el gran imam de Al Azhar, Ahmed al Tayeb, líder de la rama suní del Islam.
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El papa Francisco, se despidió de Irak, después de tres días de visita, con una misa multidinari ante 10.000 personas en Erbil, la capital de Kurdistán, en la que pidió unidad «para un futuro de paz».
El pontifice festejó la misa en el «Franso Hariri», en el segundo estadio más grande del país, con una capacidad de 30.000 personas, no obstante, a causa de la pandemia por el COVID-19 se decidió que solo pudiera asistir al acto un tercio del aforo.
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«Irak permanecerá siempre conmigo, en mi corazón. Les pido a todos ustedes, queridos hermanos y hermanas, que trabajen juntos en unidad por un futuro de paz y properidad que no discrimine ni deje atrás a nadie», dijo en su mensaje final.
«Pero nuestros mártires resplandecen juntos, estrellas en el mismo cielo. Desde allí arriba nos piden caminar juntos, sin vacilar, hacia la plenitud de la unidad», añadió
El papa Francisco reconoció la labor de las autoridades religiosas del país quienes han trabajado tanto por este viaje y a todos los que han preparado la visita y le acogieron con afecto, en especial al pueblo Kurdo.
«En estos días vividos junto a ustedes, he escuchado voces de dolor y de angustia, pero también voces de esperanza y de consuelo. Y esto es mérito, en gran medida, de esa incansable obra de bien que ha sido posible gracias a las instituciones de cada confesión religiosa», agregó en su mensaje de despedida.
Con esta misa Francisco terminó su viaje a Irak, donde visitó a Ur de los Caldeos, lugar en el que la tradición indica que nació el profeta Abraham.
Posteriormente, el pontifice se traladó a Mosul para rezar por las víctimas de las guerras entre los escombros de una ciudad devastada por presuntos terroristas del Estado Islámico y a Qaraqosh, donde celebró el ángelus con la comunidad cristiana que ha ido regresando a la zona tras la derrota de los yihistas.